Excerpt from Wikipedia in Spanish:
Indudablemente, Nicolás Urcelay figura entre los más grandes tenores mexicanos del siglo XX. Pese a su prematura desaparición física, antes de cumplir los cuarenta años de edad, dejó un legado musical imperecedero en el terreno de la lírica popular latinoamericana. Su voz, bien timbrada, potente, aterciopelada, de sonido broncíneo en el registro medio, y ligero color oscuro, hace evocar al célebre tenor napolitano; por ello merece ser considerado “El Caruso del Mayab”. Nicolás Urcelay Alonzo nació el 20 de diciembre de 1919, en la ciudad de Mérida, Yucatán...
En 1942, hizo su debut radiofónico en Radio Mil, y continuó cantando mientras perfeccionaba su técnica vocal. Es muy probable que empezara a llamar la atención su timbre de tenor spinto, en una época en que abundaban las voces de tenor ligero o lírico. Dos años más tarde, se integró a un programa de la XEB llamado “Operetas y Zarzuelas” como integrante del coro, y aprovechó una oportunidad en que el tenor titular estuvo indispuesto para quedarse en su lugar. Fue el maestro Adolfo López Llera quien le sugirió que cantara como tenor solista, y lo hizo de tal manera que pasó a ser el primer tenor de la compañía coral. Se puede decir que este hecho representó el despegue de la carrera artística del meridense, quien pronto empezó a llamar la atención de las casas disqueras.
Fue la RCA Víctor la primera compañía disquera que se acercó al tenor. Entre febrero y abril de 1946 grabó seis piezas que, muchos años después, se publicaron en un álbum de la Colección “Recordando” junto a otras seis piezas interpretadas por Néstor Mesta Chayres (otro tenor mexicano, que también se “probó” en esta disquera). Las piezas mencionadas fueron “Perjura” y “Las Violetas”, (M. Lerdo de Tejada); “Lluvia de Estrellas”,” Sólo pido a la vida”, “Por qué te quieres ir” y “Manolete” (Paco Treviño), todas ellas acompañadas por orquesta. Las dos primeras resultaron muy adecuadas para el estilo del tenor, sobre todo “Perjura”, que es un banco de prueba para cualquier cantante lírico; en cambio, las tres siguientes son demasiado “vulgares” para una voz de esta calibre. “Manolete” es un pasodoble dedicado al torero español Manolo Rodríguez (antes de que muriera en la enfermería a consecuencia de la cornada que recibió de “Islero”) y es muy probable que, debido a esta circunstancia, nadie más se interesara en grabarla. Pese a que las interpretaciones de Urcelay son ya notables, no hubo un arreglo con la RCA. Esta empresa se empeñaba en que Nicolás cantara música más “comercial” o accesible a las mayorías sin respeto a la integridad artística del tenor; por lo que, a falta de un arreglo, todo el proyecto de grabación se redujo a esta media docena de piezas. No obstante, por estas fechas la prensa especializada lo consideró “El Mejor Tenor de México”. Y esto es digno de destacar considerando que ya existían tenores con 15 o 20 años de trayectoria y una buena cantidad de discos grabados...
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